lunes, octubre 15, 2007

Buscar

De algún lugar del vasto mundo, saltan incansables los fantasmas que deliran con sus cantos ingenuos y perturbadores. La nostalgia se apodera de la verdad y cual figura enredada en manigua, suele desaparecer sin despojos de su alma, la que ví salir y confundirse con las estrellas más brillantes.

Cuando la luna se posa sobre los mortales, la atracción de la pasión se fortalece, cubriendo la sangre con un halo de misterio y distancia. Cuando las ninfas cantan, hierve la bondad y sale a flote la fuerza de la espesa cubierta de hielo fugaz que devela su razón, la que se posa en la cima de sus anhelos, amedrentando su corazón violeta.

Desde la profundidad de la noche, emerge con angustia, con dolor, y despierta sus sentidos entre luces y humo, entre notas que van y vienen, entre copas, entre un presente difuso, al que prefiere diluirse.

Como una persecución furtiva entre sus delirios, desorienta su brújula, para pasar inadvertido por su propia senda, para escalar lo desconocido, para observar el mundo desde su propio podio.

Desde el principio de los tiempos, lleva su estandarte, lleva su armadura e invita a lo desconocido, se adentra en la más profunda campaña de lo imposible, sin descubrir, sin buscar… solo lleva el peso de su alma como única ración.

Solo busca lo que aun no sabe, solo encuentra lo que no busca.