lunes, noviembre 12, 2007

Al momento, al tiempo, a la distancia


Siento fuego en mis venas, siento que me quemo con los sonidos que salen de un lugar perdido en la distancia. Siento el incansable eco de las horas, el murmullo de los momentos ahogados en un mar de recuerdos.

La soledad se transforma en realidad, la noche me invita, me reta, me muestra su lado oscuro; vago entre copas y risas, entre humo y míticos personajes salidos de cuentos que invento cada atardecer.

Sin desaparecer, sin diluirme, sin pensar.

Sumerjo mis emociones, anestesiando mi razón, con el norte algo difuso, pero con la estrella de los navegantes por venir, con mi estrella lejana por aparecer, con el reencuentro con mi secreto, mi propio e intransferible secreto de poder.

Y entonces la distancia me aleja, me invita, me involucra y me vuelve a llevar al lugar donde mi alma, refugiada por su propio instinto protege su delicada cubierta dorada, cubre su rostro para olvidar el dolor que opaca su brillo.

Allí en ese lugar, el encuentro de dos almas se vislumbra como un presagio de complicidad, pasión y fortaleza, de sueños quebrantados esperando el momento de unir sus fisuras.

Para sentir el momento, aprender del tiempo y acercar la distancia.

1 Comments:

At 2:55 p. m., Anonymous Anónimo said...

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